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UN PAPA A LAS CORRIDAS

Nos encontramos transitando el Mes de los Padres. Por ello nuestro papá de tapa no solo cumple con ese rol, sino que también es un consagrado deportista de nuestra ciudad en esquí de fondo. Él es Federico Cichero, con quien hablamos para que nos cuente sobre ambos aspectos de su vida

© Tr3angle Photography

F.C.: La verdad… desde que tengo memoria siempre hice deporte, desde que soy chico. No había tradición familiar, pero a mí siempre me gustó, como a todos los jóvenes de Ushuaia. Probé con deportes en equipo, el futsal para ser más específico, era de madera, siempre estaba sentado en el banco de suplentes, ja, ja. Y creo que eso fue lo mejor que me pudo pasar, después de ahí ya salté directamente al atletismo. Recuerdo que con mi familia salíamos a dar la típica vuelta en auto, y a mí me bajaban y me dejaban correr por la pasarela. Después, a los 12 años, empecé a entrenar con el Prof. José Luis Escazzola y no paré más. A los 14 empecé a tener increíbles resultados en el nivel local, lo que me motivo mucho más.


Sos un esquiador reconocido, ¿cómo comenzó tu relación con el esquí de fondo?

F.C.: Mi relación con el esquí no empezó de tan chico, como suelen arrancar otros. Mi hija, por ejemplo, que al año ya le pusimos esquíes. Como dije antes, yo empecé con atletismo, y en un invierno, no me acuerdo en qué año, tenía 10 años tal vez, mis viejos me anotaron en una colonia de vacaciones de invierno, era en Tierra Mayor, donde nos daban clases Ana, María y Gustavo Giró. Ahí los conocí y empezó mi relación con el deporte y con los juegos olímpicos. Fue la primera vez que escuché hablar de eso. Me hice muy muy amigo de ellos, hoy en día hay una relación casi familiar. Después, fui y vine en varios deportes, siempre relacionados a la resistencia, ciclismo, kayak, correr, pero siempre en invierno era esquí de fondo. Aunque, la verdad, si tengo que ser sincero, creo que me formé como esquiador cuando empecé a trabajar con Seba Menci, de entrenador. Él fue quien terminó haciéndome creer que podía, y la verdad, hoy mirando para atrás, desde que arrancamos con el proyecto en 2008 hasta 2014 Sochi, fue increíble todo lo que hicimos y mejoramos en esos años.

© Tr3angle Photography

¿Siempre te gustó?

F.C.: ¡Siempre! Y siempre, y por siempre, me van a gustar los deportes de resistencia. Hoy ya son muchos los deportes que hago y todos están relacionado con eso… Igualmente, si volviera a nacer, volvería a elegir el esquí de fondo como mi deporte… Realmente es increíble la sensación de poder deslizarte por la nieve de esa manera.


¿Has probado el esquí alpino?

F.C.: Recién en la temporada 2019 pisé el Cerro Castor casi por primera vez. Había ido alguna que otra vez, pero no como el año pasado. No fue tanto porque me guste hacer esquí alpino, sino porque empecé con el esquí de travesía y me encanta subir por cualquier montaña. Pero a la hora de bajar necesito mejorar un poco más, por eso empecé a hacer un poco más de alpino. Sinceramente…, no es algo que me atrape del todo, prefiero subir una montaña con tracción a sangre y bajar por esa nieve virgen.


¿Qué aconsejarías hacer a los deportistas o aficionados en estos tiempos de cuarentena?

F.C.: En estos tiempos les diría lo mismo que les digo a mis entrenados —tenemos un grupo de entrenamiento con unos amigos que se llama El Fuego Deportivo Training— ´calma, no es época de volverse loco, es época de bajar un poco´. Casi seguro que no habrá competencias, es época de enfocarse en otras cosas, intentar trabajar en los puntos flacos que podamos tener, con trabajos más específicos, pero a no desesperar. Yo le veo muchísimos puntos positivos a mi cuarentena, descansé como hacía años que no lo hacía y si bien hoy puedo disfrutar cada entrenamiento, estoy seguro que cuando pueda proyectar y entrenar con un objetivo concreto, todo este descanso y motivación que sumé se va a ver reflejado.

¿Cómo te preparás para cada competencia?

F.C.: Soy superestructurado a la hora de entrenar para una competencia que realmente me importa… Siempre fui muy metódico y perseverante. Cuando apunto a una competencia, para mí no hay un “hoy está feo”. Por suerte eso lo aprendí de chico, si acá en Ushuaia vas a esperar que esté lindo para entrenar, estás frito… Así que básicamente es eso… superconstante, superenfocado y supermetódico, siempre sigo un plan, siempre tengo un entrenador, no creo en preparar algo al tuntún o con un plan de internet.


¿Cómo seguís manteniendo el estado físico?

F.C.: Como dije antes lo tomé con calma, hice alguna que otra corrida por mi patio, de no más de 30 minutos. Cuando no se podía salir, lo hacía más por la cabeza que por el físico. Recién ahora que se puede salir una hora por día, estoy volviendo a ponerme en movimiento, pero muy tranquilo, dándole prioridad a otras cosas que necesito solucionar, para que cuando pase todo esto pueda preparar mi próximo objetivo, al que tengo que tomar con mucha responsabilidad porque me anoté en una ultramaratón de 110 km.

© Tr3angle Photography

¿Tu familia te acompaña en la carrera deportiva?

F.C: Sí, siempre me acompañaron. Tengo miles de recuerdos con mi papá llevándome a competir a Río Grande cuando hacía atletismo y en las etapas de esquiador. Siempre conté con el apoyo de Sole, la mamá de Delfi. Yo siempre digo que si no hubiera sido por ella, no hubiera podido prepararme como lo hice para los juegos. Hoy cuento con el acompañamiento de mi hija que ya entiende, me va a ver a las carreras, me espera, tuve la suerte de terminar varias carreras con ella en brazos. Cuando le digo que voy a entrenar, ya me trae mi gorra, siempre corro con gorro, y ella lo sabe.

© Tr3angle Photography

¿Cómo te preparás para este próximo Día del Padre?

F. C.: Es un día increíblemente especial para mí. Cuando me enteré que iba a ser papá me volvió la alegría de festejar un día del padre. Mi papá falleció cuando yo tenía 19 años, por muchos años estuve sufriendo o no disfrutando ese día, pero ahora, por suerte, soy increíblemente feliz al escuchar de mi hija la palabra ´papá´. Me cambió la forma de pensar y de ver la vida en muchos aspectos. Así que lo único que espero de ese domingo es poder despertarme, que esté mi hija, y si hay nieve, poder ir a esquiar con ella, comer un rico asado en familia. Espero que sea algo así. Si no fuera así ese día soñado, voy a estar inmensamente feliz de poder estar con mi hija, que me dio esta oportunidad y responsabilidad de cumplir este rol y me encanta.

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