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TRASLUZ, MÚSICA FUEGUINA PARA EL MUNDO

"Nací en la ciudad de Ushuaia, en un invierno de nevadas constantes, a los doce años empecé a estudiar guitarra en una escuela de arte, y me presenté por primera vez en un escenario en el Festival Infantil de Folclore que organizó Cacho Paredes", así se presenta Luisi Kippes, la cantante fueguina que nos invita a escuchar su disco Trasluz.

© María Belén Kippes

Contanos un poco sobre tu historia…

Siempre tuve una gran inclinación hacia la creación de canciones e interpretación solista. Participé en el Festival Nacional de la Noche más Larga en 2006 en la ciudad de Ushuaia, y en la Feria Internacional del Libro en 2019, representando a la provincia de Tierra del Fuego. Con diecisiete años me fui a La Plata a emprender mis estudios universitarios en la Facultad de Bellas Artes: la licenciatura y el profesorado en Composición. En 2009 grabé mi primer disco con el dúo “Huella sobre huella” que fue presentado en Ushuaia en la Sala Niní Marshall, y en La Plata en la Peña de La Salamanca. Actualmente soy compositora y profesora del Conservatorio de Lincoln, de la carrera del Profesorado en Instrumento y docente particular de música para todas las edades. También ingresé como guitarrista durante el 2020 en la Orquesta de Tango y Folclore del Conservatorio “Manuel de Falla”.

El 2020 llegó con el lanzamiento de tu disco Trasluz. Háblanos de esa experiencia.

En cuanto a su concepto, Trasluz devela todo aquello que ocurre afuera, pero percibido desde adentro. Es un trabajo discográfico que contiene composiciones propias y obras de otros artistas que admiro, con arreglos que compuse como “Camaleón de papel” (Diego Penelas), “A pique” (Juan Quintero), “El 180” (Andrés Chazarreta), y “Por un amanecer” (Miguel Condomí). En su sonoridad se percibe la búsqueda y el hallazgo que hice a lo largo de mi formación académica, en la que pude desarrollar un trabajo de composición y arreglos musicales que fusionan la música de raíz folclórica, traída desde la infancia, con la música contemporánea del siglo xx. Este álbum representa un mapa de mi vida. Trasluz aborda canciones que son lugares de mi recorrido personal, con relieves, vientos, historias a las que hoy busco darles luz para que no se extingan en el tiempo y sean infinitas.

¿Cómo definirías tu estilo musical?

Una combinación entre la música folclórica que llevo de raíz con la música académica contemporánea. Algunas composiciones no se definen en un estilo o género porque trascienden muchos lugares al mismo tiempo, pero considero que lo que más enmarca mi música es el paisaje fueguino que llevo conmigo a todas partes.

© María Belén Kippes

¿Qué te inspira a componer?

En el proceso creativo muchas veces emerge en mí el desarraigo que viví años atrás cuando me quedé sin poder ver el monte Olivia que formaba parte de mis días (ese monte es el que forma parte de la tapa de mi nuevo disco Trasluz). El monte Olivia es el pico más alto de la ciudad de Ushuaia, al mirarlo siempre me digo: “está todo bien, está todo en orden”, y es uno de mis ejes en este andar. Con el tiempo supe transformar ese desarraigo en un motor de búsqueda creativo, y desde entonces traslado ese paisaje inolvidable a mis obras, puedo estar inmersa en esa atmósfera en cualquier lugar del mundo y crear, puedo buscar paisajes y relieves en mis composiciones con la guitarra y la voz, puedo jugar con las texturas en las sonoridades que logro con la guitarra. Busco pintar ese paisaje de maneras distintas en cada creación. La mejor parte del arte de componer es el proceso, porque es ahí donde el tiempo se queda latente. Nunca doy por terminada una obra, siempre hay algo nuevo por hacer, es entonces que me quedo con el transcurso y busco que ese proceso creativo sea infinito.


Desde hace unos años vivís en La Plata, ¿qué extrañás de Ushuaia?

Lo que más extraño son las montañas y el mar porque siempre fueron como un templo en mi imaginación. Cuando era chica veía las fotos de mi abuela, de esa pequeña ciudad con pocos habitantes y siempre llena de nieve, en ese momento era como la imagen de un pequeño mundo de película, lejano a mí, un lugar que hasta parecía abstracto. Luego, cuando fui creciendo, fui entendiendo que yo pertenecía a ese pequeño mundo de película y sabía que después de las montañas había mucho más; que después del mar había mucho más; sabía que ese templo era mi sostén, mi permanencia y protección. Y eso es lo que más extraño, sentirme abrazada por la belleza que tiene Ushuaia y el aire puro, ver cómo se oscurecen las montañas al caer la noche.

© María Belén Kippes

Cómo ha sido tu andar en el mundo de la música…

Es hermoso poder vivir de la música. Cuando se vive del trabajo que uno ama, no es trabajar, es vivir. Y me pasa que la música me organiza, me inspira a tener proyectos siempre, a emprender desde cualquier idea. Una de las mejores experiencias que viví con la música fue realizar mi primera gira fuera del país, en España, donde pude mostrar todos los paisajes que llevo adentro, pude develar un pedacito de quién soy en diferentes lugares, a públicos de todo el mundo.

© María Belén Kippes

¿Qué otras actividades realizás?

Me dedico a la composición de proyectos audiovisuales, videos de animación y eventos musicales que requieren composición original. Actualmente compongo pequeñas piezas musicales para proyectos audiovisuales en España y Rumania, y música para cortometrajes, entre ellos “Antes de partir” (2019) y “Malonia” (2017), “Un norte” (2020), “Un diluvio” (2019) “Mundos” (2019). En 2017 comencé con “Canciones de regalo”, un proyecto que consiste en componer canciones personalizadas a pedido, para ser regaladas a alguien especial. Siempre tuve una gran empatía con las historias de vida de otros y con las sensaciones que impulsan el querer transformar “manifestaciones internas” en “manifestaciones sonoras”. Este proyecto es muy importante para mí porque puedo comunicar, además cobró mucha resonancia en el contexto de la pandemia por la necesidad de afecto, arte y cercanía.


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