SUEÑOS SOBRE HIELO
Comenzó de casualidad en una pequeña pista de hielo de Buenos Aires. Visitó varias veces Ushuaia y viajó por muchos países con sus patines, pero hoy, Lucas Benvenuto, se instaló en la ciudad para llevar adelante una de sus grandes pasiones: enseñar y acompañar a otros en este deporte que tanto nos representa.
¿Qué es el patinaje para vos?
El patinaje, para mí, lo es todo. Mi vida gira en torno a este deporte desde hace más de 10 años. Logré descubrir, a través del deporte, una herramienta de escape a lo que es la vida y sus rutinas. Una vez que me pongo los patines, nada más existe. Es el momento en que dejo hablar al cuerpo, donde cada movimiento es una expresión directamente desde el corazón y nada más importa.
¿Cómo llegaste al patín sobre hielo en una ciudad como Buenos Aires?
Descubrí el patinaje artístico sobre hielo de una forma rara, fue cuando falleció mi madre, estaba tan triste y me recomendaban hacer alguna cosa a modo de “hobbie”. Un día decidí salir de casa para ir a ver una película al cine, vi una pista de hielo chiquita y pregunté por clases, ¡10 años después, acá estoy!
Has recorrido muchos países con el patín…
Así es, recorrí más de 13 países europeos durante 4 años ¡de la mano de mis patines! Conociendo diferentes formas de aprender y enseñar, diferentes culturas, fue una época muy hermosa donde realmente aprendí muchísimo.
¿Qué te trajo a la ciudad y cómo te hemos tratado?
He venido años atrás a entrenar a Ushuaia como patinador y en ese entonces conocí a varias personas del mundo del patinaje en Ushuaia. Años después esas personas se comunicaron conmigo para ofrecerme ser el instructor de la escuela de patinaje del Club Andino. Realmente el trato es maravilloso, está lleno de personas increíbles y con mucho talento. Hay tantas personas, entre ellos, padres, los mismos patinadores, que trabajan mucho por detrás, para que este deporte, con muchísima pasión, salga adelante y pueda llevarse a la práctica. Es tan bueno que me han hecho sentir que ya hay planes para que vuelva el año que viene y me instale definitivamente en Ushuaia.
¿Te gusta mucho enseñar verdad?
¡Muchísimo! Siempre fui más de ser “el patinador” y dejé mucho tiempo de lado al “instructor”, hoy en día es el único que está adelante y puedo decirles que me quedo corto contándoles lo hermoso que es enseñar, saber que tenés el poder de cambiar vidas, de impulsar sueños. Tener esa herramienta para cambiar la vida de alguien a través del deporte, no tiene precio. Transmitir un deporte tan difícil es complejo, si no se hace con pasión y responsabilidad cuesta mucho. Por eso es que lo doy todo en cada clase e intento que cada patinador se lleve lo mejor. Trabajo con más de 50 patinadores, que son 50 formas de patinar, 50 personalidades. Es difícil no involucrarse con cada uno de ellos. Conocés sus miedos, sus virtudes, acompañás sus frustraciones y sus victorias. Va desde niños, adolescentes y adultos. Si hay algo que aprendí con ellos es que ¡nunca, pero nunca es tarde para hacer lo que amás! Así que los esperamos en el Club Andino para poder sentir un poco de lo que estos patinadores sienten cada vez que se ponen los patines.
¿Cómo es el entrenamiento que ofrecés?
Es un entrenamiento de clases grupales o privadas. Los sábados el Club Andino nos cede el gimnasio para poder llevar a cabo el entrenamiento “off-ice”, que es una actividad física para patinadores, fuera del hielo, donde vemos resistencia, saltos, y elasticidad. En este momento nos estamos preparando para la temporada de competencia y exámenes que va a ser en agosto, así que estamos a mil. Y como les mencioné, nunca es tarde para empezar, así que los esperamos en el Club Andino.
¿Qué sueños te gustaría lograr como patinador?
En este momento mis sueños son compartidos, mi sueño es realizar sueños. Poder generar atletas fuertes. Que se realicen y cumplan sus sueños y para eso mi rol como instructor es fundamental. Por eso diría que si logro eso, cumplir los sueños del otro, ya cumplí los míos.
