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FLORECIENDO EN LA ISLA

Algo que está siendo furor y tendencia en el mundo es la decoración con flores, que aporta color, aroma y vida a cualquier evento que decidamos realizar. Por ello, en esta edición de primavera, qué mejor que hablar con Casiana, dueña de Petunia, un emprendimiento que lleva flores desde el norte al sur de nuestra Provincia, brindando un novedoso servicio lleno de alegría y color.

© Gonzalo Valenzuela

¿Cómo comenzó Petunia?

CF: En 2017 estudié decoración y ambientación de eventos y al darme cuenta de que mi módulo favorito fue floristería, nació Petunia. Comencé ambientando eventos pequeños, de amigas, cumpleaños en casa o quinchos, y poco a poco me fui animando a eventos más grandes. Al mismo tiempo arranqué a armar ramos de flores frescas para mi casa, a poner flores sueltas, a decorar con ellas, a fotografiarlas, a conocerlas. Y me di cuenta de que mi día cambia cuando las tengo, mi estado de ánimo mejora, mis días son más coloridos, frescos.


¿Qué se siente al trabajar con flores?

CF: Trabajar con flores me desconecta y me sorprende a cada segundo. También es adrenalina por recibirlas, acondicionarlas, hidratarlas… llegar a entregarlas. El momento final es satisfacción. Nada se compara con los ojos de sorpresa de quien las recibe o descubre.

© Gonzalo Valenzuela

¿Este proyecto está dedicado exclusivamente a eventos?

CF: El proyecto Petunia fue cambiando con el tiempo (y estoy segura de que lo va a seguir haciendo, como cambian las estaciones), si bien empecé con eventos, hoy solo son una parte de mi trabajo. Gracias a las flores conocí gente que las aprecia y ama tanto como yo, y las quiere tener en su vida diaria, en su casa o en su oficina. También hacen de nexo para enviar mensajes entre personas, pero debo admitir que los eventos tienen una dinámica hermosa, de la cual disfruto muchísimo cada vez que puedo.


¿Qué es lo que más disfrutas de Petunia?

CF: Disfruto muchísimo de la libertad que la mayoría de mis clientes me dan para crear según mi criterio, mi gusto y mi estilo personal. También me gusta mucho curiosear, estudiarlas, saber de dónde vienen, sus nombres y especies. Y por último, y no menos importante, la alegría que se contagia entre quienes las reciben, las cuidan y disfrutan tanto como yo.


¿Sentís felicidad por haberte animado a realizar este proyecto?

CF: Soy muy muy feliz con mi trabajo, por lo que es normal verme contenta, muchas veces muy cansada, despeinada, manchada de tierra o clorofila, pero la sonrisa no se me borra.


“Siempre queda perfume en las manos de quien regala flores…”

Es algo novedoso aquí, en la Provincia.

CF: Supongo que sí, últimamente decorar con flores es una tendencia que viene creciendo en el mundo, y cuando pienso en Petunia pienso en innovar, en acercar nuestra Isla a eso que por las distancias parece difícil. Es genial crear en las personas el hábito de valorar lo que nos brinda nuestra naturaleza, apreciarla. Y es en eso en lo que siempre hago hincapié, en el amor por nuestra tierra.

© Gonzalo Valenzuela

¿Hacen trabajos para Ushuaia y Tolhuin?

CF: Tengo la suerte de trabajar en toda Tierra del Fuego. La distancia no es impedimento para llevarlas a donde las llaman. En todo este tiempo aprendí a protegerlas y cuidarlas para que lleguen frescas a su destino, y también de enseñarles tips de cuidado y mantenimiento para su conservación a quienes las reciben.


¿Con qué más podemos encontrarnos en Petunia?

CF: Van a ver que siempre busco ofrecer productos nuevos (aunque quisiera, nunca podría diseñar algo igual), siempre relacionados al mundo de las flores. Ya sea desde lo más clásico, como un ramo de flores frescas o secas, flores autóctonas de nuestra Isla, de nuestro campo y playa, hasta flores comestibles o para infusiones, sales de baño florales, arreglos florales para tortas, coronitas o vinchas de flores naturales, etc. Últimamente vengo trabajando conscientemente en cortar con la cadena de plásticos. La industria floral utiliza mucho de ellos para la conservación y el traslado, al recibirlas les quito todo el plástico y lo reciclo armando ecoladrillos. Me encargo de que mis ramos se vayan envueltos en papel madera, en papel de diario. En lugar de utilizar lazos plásticos, reutilizo telas en desuso; en vez de decorar con etiquetas, prefiero los sellos, la cinta de papel y no transparente. Me siento responsable de devolver, de alguna manera, a nuestro planeta lo que me está brindando, la belleza que me regala.

© Gonzalo Valenzuela

Por último, algún mensaje que quieras dejar a los fieles lectores de la revista…

CF: Quisiera que si no conocen las flores, se animen a descubrirlas. Se animen a desarmar el ramo que les regalaron o compraron, que manipulen sin miedo a cada una de ellas, jueguen con ellas en un jarrón, en un frasco, que las miren a la luz del sol. Cada una tiene su color, su aroma, su encanto, su magia. Entonces, los invito a vivir con ellas.

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